Después de mucho pensar, hemos decidido que vamos a comprar sacos de dormir nuevos.
Nuestro sistema para dormir – colchoneta inflable, saco de dormir y almohada – se come una alforja entera.

Además del problema del espacio, está el incordio de tener que recoger nuestro saco gigante y meterlo en la bolsa de compresión.
Para un viaje más corto seguramente nos hubiéramos quedado con los que tenemos, pero montar y desmontar el chiringuito va a ser una tarea diaria durante los dos meses que vamos a estar encima de la bicicleta.

Normalmente es Nora la que se encarga de recoger los sacos mientras yo preparo el desayuno y ha sido ella la que ha insistido en buscar otras opciones. Cito textualmente: “¡Estoy hasta los huevos de estos sacos!”.

La temperatura de confort del saco debe rondar los 0 grados. Aunque no vamos a abandonar el mediterráneo, vamos a estar viajando durante gran parte del otoño. Esto complica bastante la tarea: ¿Un saco de dormir ligero, compacto y de invierno por menos de 200 €? Buena suerte.

Volvimos a visitar Globetrotter, nuestra tienda de cabecera. Lo más compacto eran unos sacos sintéticos de Mountain Hardwear. El dependiente nos dijo que si queríamos seguir reduciendo peso y tamaño teníamos que pasar a las plumas o, lo que es lo mismo, soltar un pastizal.

Volvimos a casa dándole vueltas al asunto y nos dio por mirar la web de Decathlon. Descubrimos que su tope de gama, el Forclaz Ultralight 0°C, costaba 129,-€ y estaba relleno de plumas. Los buenos comentarios nos acabaron de convencer y encargamos dos.

Sacos de dormir

El saco nuevo vs. nuestra big-mama

Hace un par de día que llegaron y la verdad es que su tamaño nos sorprendió. Son tan pequeños que apenas cabemos en una talla M (Nora y yo, dos gigantes de 172cm). Hemos tenido que devolverlos y pedir una talla más grande pero, en principio, van a ser los sacos que nos acompañen en nuestra aventura. No nos va a dar tiempo a probarlos en la carretera, así que esperamos que los buenos comentarios nos los haya escrito el becario de turno.