Una de las cosas que teníamos ganas de hacer durante nuestro viaje por el sudeste asiático era sacarnos la licencia de buceo. No teníamos muy claro cuál era el mejor lugar para hacerlo. Si buscas un poco en Google, los países que aparecen al principio de la lista son Tailandia, Filipinas y Malasia. Nuestra idea era hacer el curso en Vietnam, al final de nuestro viaje con las amigas de Nora.
Intentamos contactar con algunas escuelas en Vietnam pero no obtuvimos respuesta. En la isla de Tioman nos dimos cuenta de que, aunque no lo teníamos planeado, Malasia era quizás el mejor lugar para certificarnos: el alojamiento y la comida son muy baratos, y el curso de 3 días costaba alrededor de 1000 RM (unos 200 €).
Kota Kinabalu, en el norte de Borneo, es uno de los lugares más famosos para bucear. Cuando aterrizamos nos acercamos a una especie de centro comercial repleto de tiendas de buceo donde, tras visitar un par de escuelas, acabamos contratando el curso con Diverse Borneo.
El precio del PADI Open Water incluye un día de teoría y un total de nueve inmersiones: cinco confinadas y cuatro en mar abierto. La parte de la teoría es un poco tostón: te pasas cuatro horas delante de un DVD de PADI en el que te meten con calzador toda la teoría sobre cómo hacer submarinismo. Durante las inmersiones confinadas realizas varios ejercicios y practicas posibles situaciones de emergencia.
La experiencia fue absolutamente positiva: aunque no vimos nada extraordinario, mientras realizas los ejercicios estás más pendiente del instructor que de lo que tienes alrededor. Es mejor estar en una zona menos exótica y concentrarte en aprender todas las maniobras.
El tercer día realizamos un examen tipo test (A,B,C) medio en serio: los cuatro que hicimos el curso nos sentamos en una mesa en círculo e hicimos el test juntos. Cuando teníamos alguna duda llamábamos a nuestro profesor y él nos aclaraba la pregunta. El examen es una mera formalidad: si has completado los ejercicios y no la has liado durante los dos días de instrucción, tienes el certificado garantizado.
Fun Dives en Vietnam
Con el certificado bajo el brazo continuamos nuestro viaje. En Nueva Zelanda descartamos el buceo porque los precios son desorbitados (para dos mochileros como nosotros). Tras un mes en territorio kiwi volvimos a Vietnam, donde teníamos pensado certificarnos en un primer momento. El lugar más famoso para hacer submarinismo es Nha Trang: una playa kilométrica conquistada por rusos frente a la que se encuentran un archipiélago de pequeñas islas con un parque marítimo.
Visitamos varias agencias en busca de una que ofreciera también snorkel (para nuestras amigas) y contratamos finalmente en Sailing Club Nha Trang. Dos immersiones con guía, traslado en barco, refrescos y fruta entre las dos immersiones, y comida al finalizar el buceo. Todo por 60 €.
El buceo no es para mí
De pequeño siempre tuve problemas con los oidos: en verano pillaba una otitis cada dos por tres. Con el paso de los años pensaba que este tema había quedado superado. Pues parece que no. Cuando practico snorkel, si desciendo de golpe, noto como la presión en los pómulos aumenta rozando lo que se podría catalogar como dolor. No le he dado más importancia porque no es una actividad que practique regularmente. El problema viene cuando desciendes 14 o 16 metros: tengo que descender muy muy despacio porque me cuesta la vida ir compensando los oídos. Durante el curso de Open Water noté molestias pero fui capaz de completar las cuatro immersiones. En Vietnam, sin embargo, tras la primera inmersión salí del agua con el ojo izquierdo hinchado como si me acabaran de dar un puñetazo. Parecía que había pasado por allí Moquete de los Cazamantasmas: mocos en la máscara, en el respirador… una puta guarrada.
Tras la pausa, la hinchazón diminuyó y volví al agua. En la segunda inmersión me pasé gran parte de los 50 minutos peleándome con los oídos. Tardaremos en volver a ponernos la escafandra (no sin antes visitar a un otorrino…), así que por el momento acaba aquí nuestra carrera como Jacques Cousteau.
Deja una respuesta